Robinson is a sculptor from Chile. It is the first time he has traveled to Europe. I asked him to write something about his visit. He wrote the piece in Spanish, as he doesn’t speak much English.There are a few gaps in the translation. Feel free to send me fillers. However at that, the poignancy of his writing still shines through. (Thanks to Franny, for the translating )Translation
Los sabores de Glasgow
Desde hace un mes vivo en Glasgow, vengo de una tierra lluviosa, que esta a la orillas de un gran lago y un gran volcán en el sur de Chile. Por primera vez llego a Europa. En este tiempo he recorrido la ciudad por distintos medios: metro, buses, autos, bicicleta y a pie, lo que me permite conocer el ritmo urbano en sus distintas velocidades… Cada una tiene su vivencia particular.
Sólo la bicicleta y caminar me ha dado la libertad de perderme en esta desconocida ciudad y descubrirla como terreno virgen para mis sentidos atentos a mucho estímulos nunca experimentados.
Barrios de piedras rojos o amarillos, intactos y ordenados a pesar del tiempo. La escultura brotando desde los edificios y contrucciones, mudos testigos de una época que fue una necesidad arquitectónica y urbanística.
Puentes, laberintos de pilares, arcos y períodos clavados en el rio, bello azul en las noches, como la mirada de su gente nativa.
Muelles, y diques, reliquia arqueológica del vigor de la ciudad, al ser de piedra todo, su edad permite hechar a volar la imaginación y verlo como si fueran escenarios de antiguas competencies acuáticas, con sus graderías y túneles por donde bajaron los gladiadores al combate mortal. O simplemente sentirle los ruidos de acero contra acero, voces apagadas por el roce de los metales en la ejecución de la tarea diaria. Con sus organizados ejercitos de trabajadores, técnicos, ingenieros, que heredaron miles de años de construcción naval…
Dónde están esos guerreros que conquistaron el mundo desde sus astilleros y muelles?
Viven aún quienes pisaron esas inclinadas escalinatas para llegar a la quilla cuando el dique estaba seco?
Hoy es un campo desolado, donde crecen los arbustos entre piedra y piedra y los fantasmas de las generaciones de obreros se resisten a irse de allí…
Cuánta reliquia arquelógica aún desconocida para mi, yace escondida a orillas del Clyde?
Glasgow sabe a puerto, a acero y piedra, pero también a verano y flores… colores, mujeres hermosas y parques… verdes, limpios y bien cuidados, se diseminan por toda la ciudad, por todos los barrios…
Cuántas iglesias tiene Glasgow? Y cuántas de ellas apuntan sus agujas al cielo como para alcanzar una nube, pincharla y hacerla llover…
La Catedral, más antigua que mi propio país, epicentro histórico de la ciudad, sus paredes, pisos y techo han condensado la respiración, sueños y plegarias de siglos de generaciones… sobrecoge hasta las lágrimas. Y allí, cada guerra tiene su espacio y sus muertos y ellos su lugar y su memoria… cuántos nombres más habrá que agregar a la lista infinita de mártires? Cual si fuera una guía telefónica habrá que buscarle en su respectiva Guerra… Así, fácil se llega a los cementerios, campos sembrados de piedras y cruces grabadas con tramas tejidas desde lo profundo de la cultura, más antigua quizas que la escritura. Lenguaje criptico? Ejercicio mental para lograr estados alterados de conciencia? No lo sé, pero están allí para desafiar el tiempo, sin saber que al tiempo no se le puede desafiar y muchas lápidas han perdido ya el relieve inscrito o yacen caidas, quebradas y olvidadas como si fuera una doble muerte…
No se puede conocer Glasgow sin visitar la Universidad. Desde que se creía que la tierra era plana y centro del universo, cuanto conocimiento ha debido cambiar, corregir y hasta ocultar, sin embargo está allí, arquitectura medieval, la torre que domina y vigila la ciudad, punto de referencia urbano que no ha podido ser opacado ni por el brillo metálico, ni el nuevo diseño de la arquitectura de la globalización.
Ella se eleva al cielo y se entierra en lo profundo como las raíces del roble. El laberinto y niveles de subterraneos me atrae aún más que su campanario, al uno lo puedo ver y disfruto hacerlo, al otro no, pero intuyo y siento…
Glasgow recién se descubre para mi. Es verano y el sol calienta entre lluvia y lluvia. Luego vendrá el otoño, cambiará de color y calor y llegará el invierno con su frío desconocido quizas para mi y será mi tiempo de desandar mis pasos por donde vine y llevaré conmigo la experiencia de haber sido acogido por esta antigua ciudad y la memoria de cada celula de mi cuerpo me dirá que fue verdad.
No puedo terminar este escrito sin hablar del ciudadano de Glasgow. Mi estadía aquí no hubiera sido posible sino por la generosidad de un matrimonio amigo que me ha invitado a conocer su país por un largo período, podría creer que es fortuito pero he notado la amabilidad de las personas en las calles. Debo confesar que el no saber el idioma me impide tener un contacto más profundo con la gente de la ciudad, pero en este tiempo que he vivido aquí he recibido la solidaridad, amistad y cariño del pueblo escocés, más de lo esperado y tal vez más de lo merecido. Soy escultor y he sido aceptado como un integrante más en la organización llamada Gal Gael en Govan, para trabajar en sus talleres donde quisiera desarrollar mi creatividad y poder retribuir de alguna manera, entregando mi energía, a la tarea que sea necesaria hacer. Glasgow y su gente me ha brindado una posibilidad única, quiero entregar lo mejor de mi como tributo al cariño recibido. Sé que tengo mucho que aprender, el camino no es fácil, ninguno lo es, sé saborear los desafíos, porque en ellos esta la sazón de la vida y aquí estoy empezando a degustar los sabores de Glasgow…
Robinson Barría
Escultor chileno